I. Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión.
El primer capítulo nos relata que la educación del futuro debe enfrentarse al futuro desde dos perspectivas; el error y la ilusión. Estos dos conceptos influyen en el conocimiento.
El cerebro no es capaz de distinguir la alucinación de la percepción, y la mentira es la fuente de error. Los seres humanos negociamos entre nuestras mentes e ideas para poder así detectar las mentiras que cometemos.
II. Enseñar la condición humana.
En el segundo capítulo nos dice que la educación del futuro debe ser una inteligencia general, que incluya los cuatro conceptos: contexto, globalidad, multidimensionalidad y complejidad.
Hay que entender que un pensamiento que separa con un pensamiento que distingue, se trata de conjugarlos, nuca de abandonarlos. III. Enseñar la condición humana.
En este capítulo el autor dice que para conocer es necesario conocernos primero a nosotros mismos, es decir conocer la naturaleza humana. La educación del futuro tiene el fin de ubicar la condición humana en el mundo. Es decir hay siempre una necesidad de integrar a los seres humanos en la literatura, en la poesía, en arte, etc.
En definitiva, la educación del futuro debe organizar y unir todos los conocimientos fragmentados y formar una idea común, por lo tanto de lo que es la condición humana.
IV. Enseñar la identidad terrenal.
El objetivo fundamental y global de toda educación es transformar a la especie humana en verdadera humanidad. El autor también utiliza en este capítulo términos relativos a la Tierra y su unidad.
La educación del futuro deberá aprender una ética de la comprensión planetaria, es decir, volver a relacionar las culturas y unir lo disperso.
No hay que olvidar el pasado, ni el presente para no cometer los mismos errores en el futuro, y como esperanza ofrece la educación, que siempre debe aspirar a la supervivencia de la humanidad.
V. Enfrentar las incertidumbres.
Debemos reconocer que nos es imposible predecir el destino, el futuro es incierto, es decir que no es lineal y por lo tanto tiene variaciones o desviaciones. Las ideas y las teorías traducen la realidad y saber interpretarla hace reconocer donde está el realismo. Este artículo nos habla de la incertidumbre que nos causa a los hombres el futuro y el progreso.
Los problemas pueden hacer pensar al mundo que estamos en un estado violento y de agonía, cuando no siempre es así.
“El surgimiento de los nuevo no se puede predecir, si no, no sería nuevo”
VI. Enseñar la comprensión.
La comprensión debe ser una finalidad para la educación para el futuro. No debe haber comunicación si no se han comprendido antes los contenidos y objetivos de dicha comunicación. La educación siempre tiene que estar relacionada con enseñar, comprender y tolerar. Al mismo tiempo el autor nos dice que la comprensión es crucial para los humanos.
Hay dos tipos de comprensiones: la intelectual y la humana intersubjetiva. Los obstáculos externos a la comprensión intelectual son muy numerosos.
Como conclusión hay que destacar que comprender es aprender y re-aprender de manera permanente.
VII. La ética del género humano.
En séptimo y último capítulo el autor nos habla de la democracia y la política, pero esta vez están más en relación con la solidaridad y la igualdad (algo que muchas personas lo pueden considerar falso).
La ética propiamente humana es de donde surge nuestra conciencia y nuestro espíritu humano.
Siempre será necesaria una tolerancia ante distintas opiniones llegando a conseguir la democracia tan necesaria en un mundo donde conviven diferentes modos de pensar.